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Acerca del ILCE

¿Qué es el ILCE?

El Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE) es un organismo internacional intergubernamental con sede en México creado por mandato de la UNESCO en 1956, que trabaja para el desarrollo de la educación y la cultura al servicio de América Latina desde la perspectiva general de estar en la sintonía y ritmo de la compleja dinámica de cambios tecnológicos, económicos y sociales que define nuestro presente, y desde la premisa de contribuir al fortalecimiento de nuestras soberanías como función de una misma identidad latinoamericana fundada en lo mucho que tenemos en común como elementos de coordinación, comunicación y unidad.

Su trabajo se organiza en un área de contenidos audiovisuales y otra de contenidos educativos con un enfoque que integra los aspectos científicos, tecnológicos, artísticos y humanísticos de la realidad social, cultural e histórica que, a su vez, son vistos y analizados en sus implicaciones educativas y filosóficas, para los efectos de lo cual forma parte de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUALC), la Unión de los Canales Públicos y Culturales de América Latina (Red TAL), la Asociación de las Televisiones Educativas y Culturales Iberoamericanas (ATEI), la Red Nacional de Medios Públicos de México (Red México), la Radio Internacional Universitaria (RIU) y la Red de Radios Universitarias de México (RRUM), además de presidir el Comité Técnico de Normalización Nacional de Documentación de México (COTENNDOC) para el periodo 2023-2025.

En su carácter de organismo multilateral regional latinoamericano, el ILCE promueve la cooperación con países y entidades de la región y extrarregionales con una visión solidaria de la que Jaime Torres Bodet planteó cuando tomó –siendo el primer mexicano en hacerlo– las riendas de la UNESCO en 1948, y que definió con arreglo a los principios de la diplomacia internacional de solidaridad, el estoicismo cívico como heroísmo de la belleza, la verdad y la acción audaz, y un sentido del Estado mexicano como resumen de una vocación de universalismo hispanoamericano.

En tal sentido es que el ILCE participa en el Grupo de Embajadores de América Latina y el Caribe (GRULAC) en México y es miembro del Comité de Apoyo y Movilización Internacional del Foro Mundial de Derechos Humanos organizado por la UNESCO.

Asimismo, es institución habilitada para presentar candidaturas al Premio Nacional de Ciencias “José Mario Molina Pasquel y Henríquez” que otorga el Gobierno de México a través de la Secretaría de Educación Pública.

Para el cumplimiento de sus objetivos, el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa cuenta con autonomía de gestión, personalidad jurídica y patrimonio propios, además de contar también con estatus de misión diplomática del Estado mexicano.

Orígenes del ILCE

El ILCE tiene su origen en la Primera Conferencia General Ordinaria Bienal de la UNESCO, celebrada en Montevideo, Uruguay, del 12 de noviembre al 10 de diciembre de 1954.

En dicha Conferencia, todos los países latinoamericanos otorgaron su apoyo para que se creara un organismo regional que contribuyera al mejoramiento de la educación a través de medios y recursos audiovisuales.

En 1955, durante la fase preparatoria para constituir el mencionado organismo, se le refería como Instituto de Cine, creándose oficialmente en 1956, en cumplimiento a la Resolución de la Conferencia General de la UNESCO de 1954, con la denominación de Instituto Latinoamericano de la Cinematografía Educativa, con el Lic. José Dane Kimball como su primer director general, asistido por un grupo de connotados técnicos.

El Instituto formalizó su constitución a través del Convenio celebrado entre el Gobierno de México y la UNESCO, suscrito en la Ciudad de México el 30 de mayo de 1956.

En 1969, en respuesta a una evaluación interna y a las necesidades de la región, el organismo cambió su denominación a Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa.

El Consejo Directivo del ILCE, en reunión extraordinaria realizada el l6 de marzo de 1977, propuso la reestructuración, regularización, cambio de nombre y la modificación a la naturaleza jurídica del Instituto, suscribiéndose para tal efecto, el Convenio de Cooperación entre 12 países de América Latina y el Caribe (Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Venezuela) para reestructurar el ILCE, en la Ciudad de México, el 31 de mayo de 1978. Posteriormente se incorporó Nicaragua y recientemente República Dominicana.

El Convenio de Cooperación establece que el ILCE es un organismo internacional con autonomía de gestión, personalidad jurídica y patrimonio propios al servicio de los países de América Latina y el Caribe.

El 8 de julio de 1981, se autorizó al gobierno mexicano para acordar con el ILCE que su sede permanente sea la Ciudad de México, así como el establecimiento de misiones permanentes que se acrediten ante dicho Instituto. El Acuerdo de Sede se firmó el 10 de julio de 1981 y se aprobó por la Cámara de Senadores de México el 17 de diciembre del mismo año.

En reunión del Consejo Directivo del ILCE en 1987, se determinó la importancia de contar con instalaciones propias, por lo que el Departamento del Distrito Federal (hoy Gobierno de la Ciudad de México) cedió un terreno en la actual Alcaldía Tlalpan. La edificación del inmueble quedó a cargo del Consejo de Administración para el Fondo y Construcción de Escuelas (CAPFCE), con aportaciones del gobierno mexicano, de países miembros y recursos propios.

Estos acontecimientos han ido configurando la imagen y personalidad del ILCE. Las diversas etapas por las que ha pasado le han permitido evolucionar en función del incremento, tanto cuantitativo como cualitativo, de las necesidades educativas, tecnológicas y culturales de las comunidades latinoamericanas, al surgimiento de corrientes pedagógicas basadas en el uso de las tecnologías de comunicación y educativas, así como por el desarrollo de herramientas informáticas y de telecomunicaciones.

La experiencia alcanzada en más de 68 años de servicio para América Latina, representa una garantía y confianza sobre la capacidad del ILCE para acercar la educación y la cultura a un número cada día mayor de personas en la región, con la firme convicción de continuar innovando para transformar.